San Juan Pablo II honró al Cardenal József Mindszenty con la primera parada en su peregrinación de 1991 por Hungría. Después de besar el suelo húngaro y saludar a dignatarios húngaros, voló en helicóptero a Esztergom, donde rezó en la cripta del héroe y celebró una misa.
Cuando era Arzobispo de Cracovia, el futuro Juan Pablo II, aprendió del heroísmo del cardenal Mindszenty, los cardenales Adam Sapieha y Stefan Wyszinski de Polonia, el cardenal Iuliu Hossu de Rumania, el cardenal Jozef Tomko y el cardenal Josef Beran de Praga para guiar a los discípulos de Cristo que sufriendo persecuciones fascistas y comunistas. Estos obispos defendieron el patrimonio nacional y cultural de sus pueblos, cultivado a lo largo de siglos mientras el cristianismo encontraba e inspiraba los dones históricos de sus pueblos.
Como Papa, Juan Pablo II regresó al legado del Cardenal Mindszenty para ayudar a orientar a toda la Iglesia, no solo a los húngaros, hacia las verdades trascendentes capaces de colocar a cada persona y nación en la civilización del amor. Durante el Jubileo del año 2000, Juan Pablo II se dirigió a la nación húngara, al contemplar el atormentado siglo XX, ¿cómo podríamos olvidar los grandes ejemplos del difunto Cardenal József Mindszenty, del Beato Vilmos Apor, obispo y mártir, y del Venerable László Batthyány-Strattmann? Es una historia que se ha desplegado a lo largo de los siglos con una fecundidad que es su deber aumentar y enriquecer con nuevos frutos en los diversos campos de la actividad humana.... La historia de su patria está llena de luces espléndidas tanto en el ámbito religioso como en el civil, que despiertan la admiración de todos los que se dedican a su estudio. Mensaje al pueblo húngaro con motivo del primer milenio de la coronación de San Esteban (21 de agosto del 2000) | Juan Pablo II
El Santuario Nacional de San Juan Pablo II se enorgullece de albergar la “Exhibición del Cardenal Mindszenty” producida por la Fundación Mindszenty y la Embajada de Hungría en Washington, D.C. Que su reflexión sobre la vida de este héroe húngaro guíe su mente y corazón hacia Cristo y en las palabras de nuestro patrón, "todo lo que es más profundamente humano: “el sentido de pertenencia a Dios, la búsqueda de la verdad, la insaciable necesidad de bondad, la sed ardiente de amor, el hambre de libertad, el anhelo de lo bello, la maravilla de lo nuevo, la voz suave pero imperiosa de la conciencia”.